SIN TACTO RESPETUOSO NO HAY ZERO BALANCING

Uno de los principios fundamentales de la técnica del Zero Balancing es el tacto respetuoso a nuestro paciente que permita que tanto el receptor como el que aplica el Zero Balancing se sientan cómodos y relajados para aprovechar al máximo la sesión.

La técnica del Zero Balancing trabaja sobre la energía y estructura para ayudar a la persona a encontrar el equilibrio. El trabajo sobre la estructura, el cuerpo, no requiere que el paciente se desnude y por lo tanto, a priori, la persona puede sentirse más segura que en otra técnica terapéutica en la que deba estar parcial o totalmente desnuda. Ello supone una ventaja inicial para el profesional que la aplica, puesto que parte de una situación inicial “aparentemente” más relajada del paciente que ayuda a facilitar el trabajo terapéutico.

Sin embargo, eso no significa que una sesión de Zero Balancing pueda ser vivida como invasión por parte de la persona que la recibe y perdamos esa ventaja inicial que podíamos tener. Por ello es muy importante que, antes de empezar una sesión de Zero Balancing con un paciente, apliquemos estas dos grandes recomendaciones que nos ayudarán a que la sesión se pueda desarrollar de forma cómoda y relajada por parte tanto del paciente como del profesional:

• Escuchemos y observemos a la persona que tenemos delante, de tal forma que nos permita obtener información y nos ayude a situarlo en su contexto global (el marco); y para que nos dé pistas iniciales básicas para la aplicación del Zero Balancing sin invadir la intimidad del paciente.

• No supongamos, preguntemos. Aunque el proceso de escucha y observación nos puedan dar información relevante que nos oriente para aplicar el Zero Balancing de acuerdo con el principio del tacto respetuoso, puede ser que dicha información no sea suficiente o nos pueda llevar a presuponer (que no juzgar) algunas cosas que no encajan con la realidad del paciente y su sentido de la intimidad. Por ello, siempre es recomendable, sino necesario, pedir permiso al paciente para tocar la parte del cuerpo sobre la que vamos a trabajar antes de hacerlo, asegurando así que no invadimos su intimidad.

Para ejemplificar esto que hemos contado, compartimos con vosotros una experiencia real de Dr. Fritz Frederick Smith, creador del Zero Balancing:

“Hace muchos años, tuve una paciente china, monja y huérfana. La criaron sus pacientes. Era una persona interesante por ser una monja china en América.

La Hermana Paulina trabajaba con Zero Balancing y un día le propusimos trabajarla con acupuntura, para que los estudiantes pudieran practicar, aprender y tener una buena experiencia. Propuse trabajar el “estómago 27”, situado bajo la rodilla, cada mes. Al mes siguiente, la Hermana Paulina no acudió a la consulta. Al cabo de 5 meses, nos reencontramos:

- ¿Cómo estás? ¿Qué pasó? ¿Por qué no volvió?

Respondió que estaba OFENDIDA, se sintió “violada” al salir de la consulta. No quería volver nunca más.

-¿Por qué?

-Usted, como doctor, puede tener permiso para tocar a la gente, pero había un señor (estudiante) que me tocaba la pierna para encontrar un punto.

Ella lo vivió como una violación, por ser una señora nunca tocada por un hombre. Para Fritz era normal que una persona que está aprendiendo pueda tocar una pierna sin pensar si es la pierna de una monja o no.

Ello lleva a revisar los conceptos de “tacto” e “invasión”. A veces, poner bruscamente la mano sobre el pecho (tórax) puede provocar una reacción muy desagradable. Es mejor preguntar ¿puedo trabajar sobre tu pecho? Mi recomendación es que, si tienes una monja china, te abstengas.

Escuche una vez en Inglaterra, y me sorprendió mucho, que una cliente recibía Zero Balancing y se sintió muy golpeada al tocarle la cresta ilíaca anterior. Cuando hacemos más Zero Balancing, y aprendemos la segunda mano debemos cuidar mucho el toque respetuoso.”

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